Prolongar la frescura de las flores cortadas es una vieja aspiración que ha intentado satisfacer recurriendo a diferentes procedimientos, de los cuales unos pocos se justifican científicamente. Cortar una flor significa desprenderse del cuerpo que le brinda su alimento, colocarlas en agua es su equivalente, reemplazar esta comida.
Una flor no se ve afectada por ser cortada si el corte no es lo suficientemente capital como para cubrir los conductos diminutos del vástago y si se sumergió inmediatamente en agua. Muy por el contrario, sería difícil de recuperar las flores.
La desintegración de las flores cortadas tiene por lo tanto una mecánica o biológica. Hay varias formas de superar estos problemas. Uno de ellos es cortar los tallos de las flores en una longitud de unos 2 centímetros, similar a la llama de una vela, y, posteriormente, sumergirlos, de modo inmediato, en agua dulce y dejarlos allí por unos minutos.
Un enfoque más tradicional es cortar los tallos manteniéndolos sumergidos en agua con unas tijeras muy afiladas. Si las flores están ya en mal estado, se puede obtener un buen resultado. Luego, envolver en un algodón o un paño húmedo y, a continuación en papel de cera, para por último, colgar el ramo de flores boca abajo.
Para retrasar la putrefacción de las flores, los tallos de las flores hechas dentro de un jardín, hay que brindarles tanta agua como sea posible, para sacar el aire. Si lo haces, puedes prolongar la vida de una gran cantidad de flores.
Para hacer frente a un viaje, las flores cortadas deben estar dispuestas en capas separadas por hojas de papel encerado y se las coloca en una cesta o una caja, o envueltas en una hoja de papel de embalaje pesado, teniendo cuidado de no mojarlos.
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Fuente – pourfemme.it