Uno de los últimos descubrimientos para hacer DIY’s que he probado es el llamado plástico mágico. No es que se trate de una novedad, todo lo contrario, en realidad se hizo famoso allá por los 70 pero, yo nunca lo había visto y desde que lo descubrí, me llamó muchísimo la atención.
Para quién como yo desconocía su existencia, os comento que el plástico mágico es una lámina de plástico que encoge y se endurece con el calor y que sirve para hacer multitud de objetos: llaveros, pendientes, broches, abalorios etc. Por lo tanto, como véis, es un material muy versátil que podemos utilizar en muchas manualidades.
Materiales
- Plástico mágico (lo encontraréis en tiendas para manualidades o por Internet).
- Tijeras.
- Rotuladores.
- Lápiz.
- Regla.
Proceso
La idea que os mostramos es utilizar el plástico mágico para hacer unos pendientes con forma de molinillo de viento. Es importante que tengamos en cuenta que el plástico encogerá bastante (en el envase ponía un 40% pero, sinceramente, yo pienso que encoge más) así que, lo que hagáis, hacedlo bastante grande.
El molinillo en cuestión, es un dibujo geométrico muy fácil de hacer. Las medidas que hemos seguido son: 4 cm de altura, 2 cm de altura de cada aspa y 0, 7 cm de altura en el centro del triangulo verde. Como veréis, basta con utilizar esas medidas para obtener el molinillo que formará los pendientes.
Una vez dibujado lo recortaremos y después lo pintaremos. Es importante seguir este orden y no el contrario (como veis en la foto pequé de novata) porque este plástico tarda muchísimo en secar pero una vez calentado queda seco. Por tanto, así evitaremos tener que esperar a que la pintura seque.
Finalmente, hornearemos a 175º (con el horno precalentado) durante unos minutos hasta que haya reducido y se haya estirado. Después, solo tendremos que engancharles las bases de pendientes.